* Por Lic. Vanina Gómez
El Trabajo Social es una profesión de Derechos Humanos, con un compromiso claro en la defensa y promoción de la dignidad de la vida y de los derechos políticos, sociales, económicos, culturales y colectivos.
El Trabajo Social es una profesión de Derechos Humanos, con un compromiso claro en la defensa y promoción de la dignidad de la vida y de los derechos políticos, sociales, económicos, culturales y colectivos.
La Federación Internacional de Trabajadores
Sociales y la Asociación Internacional de Escuelas de Trabajo Social definen a
esta profesión como "(…) la que promueve el cambio social, la resolución
de problemas en las relaciones humanas, y el fortalecimiento y la liberación
del pueblo, para incrementar el bienestar. Mediante la utilización de teorías
sobre comportamiento humano y los sistemas sociales, el trabajo social
interviene en los puntos en los que las personas interactúan con su entorno.
Los principios de los Derechos Humanos y la Justicia Social son fundamentales
para el Trabajo Social".
En esta convicción de que nuestra profesión
de Trabajo Social está íntimamente ligada a la concreción de los Derechos
Humanos, transitamos nuestra historia en la forma en que los “otros” fueron
mirados en diferentes momentos de la construcción de nuestro saber: los
asistidos, los casos sociales, los clientes, los agentes de cambio, las
poblaciones marginales, los carenciados, los portadores de necesidades, etc.
Que por su condición esencialmente humana son sujetos de derechos. Esta
nominación no sólo connota derechos individuales, sino también y
primordialmente sus derechos colectivos con capacidad de autodeterminación y de
llevar adelante un proyecto de sociedad. Y en este frente al otro-sujeto
individual o colectivo de derechos, nos podemos ubicar en el lugar del saber
que nos da el poder de manejar recursos para resolver esos que muchos lo llaman
sufrimientos humanos, parándonos a veces desde la lástima, la compasión, la
tolerancia, desde lo religioso, la caridad, desde la identidad de pobre o nos
ubicamos desde la perspectiva de sus derechos, situarnos en el lugar de
con-ciudadania, donde también nosotros luchamos juntos a esos otros desde un
saber especializado, por la titularidad de esos derechos en un tejido solidario,
intentando juntos construirlos.
Este proceso de consolidación que se dio
con la Democracia como sistema de vida en nuestro país implicó un continuo y
progresivo reconocimiento de Derechos; atravesados por nuevos tiempos que vive
nuestra profesión que nos exigen avanzar en la calidad institucional, en la
pluralidad de pensamiento, en la democratización de las relaciones
profesionales, en el reconocimiento de la diversidad y heterogeneidad del
Trabajo Social en nuestro país, donde la cuestión de los Derechos Humanos es,
sin dudas, el gran horizonte que da sentido a nuestras prácticas profesionales.
A veces nos preguntan ¿cuál es la situación
actual de un trabajador social frente a esa complejidad?
En tanto trabajadores, nos atraviesan las
mismas problemáticas que a todos los trabajadores. Si bien podemos afirmar que
la profesión a crecido en tanto también la complejidad de lo social, requiere
cada vez en mayor medida de profesionales formados para intervenir las
problemáticas que se presentan, con profundidad, con argumentos, fundamentos,
interpelando esta “cuestión social que nos atraviesan” de manera de
aportar y hacer realidad, y de hacer visible el derecho
a tener derechos.
Trabajamos con sujetos de derechos, pero
cabe mencionar que nosotros también somos esos sujetos de derechos portadores
también de necesidades. Hoy quiero poder reivindicar ese lugar donde también
somos hijos, hijas, hermanos, hermanas, esposos, esposas, parejas, padre, o
madre. Somos ese rol con el que trabajamos todos los días. Y poder pensarnos y
sentirnos desde ese lugar también es un desafío profesional y personal.
A veces escuchamos la otra pregunta: ¿por
qué elegiste esta profesión, qué hace un
asistente social?
Es ese silencio que nos atraviesa, sin
saber por dónde empezar. Hacemos de todo, en un todo y con todo. Con todo lo
que implica intervenir en cada campo: de salud, de habitad, de vivienda, de
penitenciaría, de niñez, de adicción, entre otras.
Una profesión que la sentimos como ese
seguir en la vida de significar y resignificar y dar sentido en esas realidades
en donde intervenimos como Trabajador Social. Una profesión que se siente al
servicio de la promoción y de la plena constitución de sujetos sociales con los
cuales se trabaja en el día a día para generar Derechos de Ciudadanía, con dos
ejes primordiales: principios de los Derechos Humanos y de Justicia Social.
Cabe mencionar que en estos Derechos de
Ciudadanía el Colegio Profesional acompaña
a la profesión en esa lucha donde la convicción de que el Trabajo Social
es una profesión que tiene un compromiso con la construcción de una sociedad
humana, digna, y justa, defendiendo las mejoras de un lugar digno y adecuado de
trabajo, el ejercicio legal del profesional, en su remuneración, ambiente
laboral, incumbencias, funciones, supervisión y todo ello en el marco al
respeto de la autonomía profesional.
Ya casi transitamos dos años de esta
gestión, donde el trabajo en equipo fue la fortaleza de este accionar. No
podemos pensar una Comisión Directiva sin el trabajo de las secretarias
administrativas y también de cada secretaría:
* La
Secretaría de Hacienda desarrolló un trabajo minucioso de cada situación de
morosidad. Una responsabilidad que nos compete a todos en el pago de una cuota
para el ejercicio legal de la profesión.
* La
Secretaría de Laborales que acompaña cada proceso de situación laboral.
* La
Secretaría de Institucionales que acompaña cada representación institucional y
laboral.
* La
Secretaría de Capacitaciones que desarrolló un plan de talleres y cursos de
acuerdo a las necesidades de los profesionales, rescatando en este punto
la iniciativa de esta gestión donde cada trabajador social que
participaba como disertante se le abonaba en consideración del respeto a su
tiempo, su dedicación, preparación y revalorar esta práctica de colega a
colega.
* El
Tribunal de Ética que acompañó la representación en la Federación. Un trabajo
minucioso junto a la Secretaria de Hacienda para resoluciones disciplinares y
todo lo que implica los juramentos a los nuevos matriculados.
Además, cabe mencionar los espacios que nos
fortalecieron institucionalmente:
- La
Secretaría de Jóvenes: con la participación de nuevos jóvenes matriculados, que
no pudiendo formar parte de un Directorio por su antigüedad pusieron el cuerpo a
muchas actividades, dando ese sentido de pertinencia y pertenencia a objetivos
institucionales.
- La
Biblioteca: pudimos revalorizar su actividad con la incorporación de una
bibliotecaria quien asesora, acompaña y ha organizado el material valioso del Colegio.
Además, realizando una votación para el
nombre de la biblioteca dando ese sentido de pertinencia.
- El
espacio de supervisión: fue una decisión política de gestión ofrecer
gratuitamente al colegiado esta instancia de acompañamiento, ya que el mismo
implica un costo mensual en la remuneración de la actividad de los
supervisores. Ellos realizan un proceso de acompañamiento, de reflexión y
análisis en los diferentes campos de intervención, para quienes solicitan esta
práctica.
Por último, pido prestadas
algunas palabras de Eduardo Galeano, quien dice: “La utopia esta en el
horizonte camino dos paso, ella se aleja dos pasos y el horizonte se corre diez
pasos mas allá. ¿Entonces para que sirve la utopia??... Para eso para caminar."
Que cada día de nuestra profesión sea el
caminar de nuevos desafíos, abriendo nuevos horizontes.
Lic. Vanina Gómez
Presidenta del CPAS
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Solicitamos respeto y moderación en sus comentarios. Gracias.