* Por Lic. Liliana Calvo
Los que llevamos años de recibidos ejerciendo nuestro trabajo en relación de
dependencia, hemos conocimos lo que es
el trabajo en redes casi sin mencionarlo de éste modo. En esos años en nuestra labor cotidiana fuimos
tejiendo en nuestras intervenciones profesionales el entramado interinstitucional necesario
detallando cada información obtenida en
nuestra carpeta de recursos de la
Comunidad. Dándole el valor a las Instituciones que brindaban la necesaria atención de numerosas personas con sus
distintas y complejas problemáticas, de salud, psicológicas, jurídicas, económicas, etc. Conociendo el funcionamiento de cada una de
ellas, la asistencia que brindaban, los programas que llevaban a cabo, los
profesionales a cargo de los servicios, todo ello fue agilizando nuestra tarea concibiéndola más efectiva.
Hasta el año 1986 en la Argentina, nuestro
desempeño profesional como trabajadores sociales, contaba como único espacio
disponible el realizar el trabajo en relación de dependencia, hasta que fue
legislada la Ley Nacional 23377, que dio lugar a la creación del Consejo
Profesional de Graduados en Servicio
Social y Trabajo Social, matriculando a los trabajadores sociales, haciendo
posible entre otras cosas, el desarrollo de la posibilidad del trabajo social
en forma independiente. Modalidad que muchos otros profesionales de otras áreas
ya conocían. Por ejemplo, aparte de desempeñarse como médico en un Hospital, el
mismo también tenía su consulta privada, lo mismo un kinesiólogo, un abogado,
un psicólogo, etc., siendo ambas actividades compatibles.
El surgimiento del Trabajo Social
Independiente ha dado origen a la creación de espacios de atención con necesidades
que fueron surgiendo en la comunidad, dichos espacios coordinados por profesionales capacitados
para llevarlas a cabo. Surgieron así consultorios de atención familiar, la
realización de grupos para personas desempleadas, talleres para padres con
hijos con problemas en la escolaridad, grupos de capacitación para personas que
necesitan una salida laboral, espacios de atención familiar para padres con
hijos adolescentes, para situaciones conflictivas en parejas que se separan, para
familias ensambladas, para situaciones de violencia familiar, etc.
Es lícito a mi entender introducir aquí
que, en sus comienzos, el ámbito de la Asistencia Social tenía alcances más
acotados, “una actividad auxiliar de ayuda directa y de protección inmediata.
Hoy en día dados los avances en la formación profesional, con la Ley
Profesional que he mencionado
anteriormente, la profesión ha conseguido su real autonomía y ha ampliado
muchísimo sus incumbencias de intervención profesional”.
Sabemos que “las redes han existido
siempre”, la necesidad de relacionarse y pertenecer es una de las más básicas
de los seres humanos. Al hablar de redes nos referimos a la figura de una
trama, de una urdimbre, usándola como metáfora y como símbolo. Mencionamos
habitualmente a la "hebra de un tejido" para referirnos al ser humano
como parte integrante de su red, y a su vez tomamos en cuenta, con un concepto
de totalidades y desde una concepción holista, o sea de evolución, a esa red
relacionada con un sistema mayor. Aparecen conceptos relativos a la
interrelación, al entramado, a los nexos, a los modos de vincularse, a los
lazos que se crean entre varias personas, en una familia, en un grupo de trabajo,
entre varios profesionales, entre varias instituciones.
¿Y donde está lo valioso de generar estas
redes profesionales entre colegas que lleven a cabo el Trabajo Social en forma
Independiente? Considero que si bien la Ley tiene ya muchos años de existencia, se ha escrito poco sobre el Trabajo Social
Independiente en nuestros país, no se conocen entre sí muchos de los colegas
que lo han realizado, y muchos de los jóvenes que se están formando en las
Universidades y Centros de formación profesional, no saben de esta posibilidad,
o si saben desconocen la experiencia de los profesionales que hace tiempo
lo ejercen.
Sabemos que las redes “mejoran la vida de
las personas”, crean lazos de sostén que sirven de apoyo. Al crearlas se logra una
modalidad de interrelación renovada, que con una “nueva apertura de conciencia”
permite evaluar los logros, compartir los problemas y dificultades, aprender a
autogestionar. Juntos los miembros se conocen, generan proyectos,
capacitaciones, se estudian nuevos enfoques, se comparten e intercambian
pareceres profesionales, se conocen las experiencias profesionales de los demás
colegas que lo llevan a cabo.
Como dice Saldon “la red mostrará su
singularidad y su potencia en cuanto consiga reincorporar en nuestra práctica
cotidiana no sólo un pensamiento sobre cómo funciona lo social sino también la
promoción de acontecimientos que posibiliten procesos novedosos y consistentes
de participación y de ejercicio de la solidaridad”. (1)
Para que sean efectivas estas redes profesionales es necesario
socializarlas, darlas a conocer, para
que los centros de formación profesional, como así mismo los espacios laborales
las incluyan en sus agendas de recursos. Saber lo que cada integrante de la red
brinda como recurso, hace más útil y
valiosa la tarea profesional y permite solucionar las distintas dificultades que se presentan a diario en el trabajo cotidiano.
Por otra parte, la creación de las redes
profesionales se orientan también a promover un desarrollo más eficiente de la
tarea y a prevenir el desgaste profesional, conocido como Burn Out.
El Burn out es un síndrome que está
relacionado con el desgaste físico, mental y emocional que afecta tanto a los
profesionales de la salud como a toda persona que trabaja en contacto directo
con otras personas. Se conoce en forma frecuente como “estar quemado”, agotado,
desgastado, exhausto”. Es una posición de riesgo laboral que afecta a varias
profesiones orientadas al trabajo con las personas en diversas áreas. Esta
situación que afecta al profesional tiene también
consecuencias en su labor cotidiana. En ocasiones a partir de este
desgaste el profesional trabaja mucho
más y hay menos logros en su desempeño. Estas dificultades se expresan con
enfermedades o deseos de no concurrir al trabajo. Y con escasa creatividad para
resolver los problemas que surgen.
La red se constituye por “una figura y un
fondo” donde cada parte es integrante valioso de la misma. Donde el “todo es más
que la suma de las partes”, como dice una apreciada colega “se trabaja en red y
con red”. El entramado que se crea dentro de la misma y cómo se realiza la
interrelación tienen mucho que ver con los valores y con las creencias que se
sostienen en la convivencia con los distintos miembros. El compromiso, la
confianza, el respeto por el otro colega son valores indispensables para una
saludable convivencia de la red. Considero que si el profesional se valora a sí mismo, valora a
los otros integrantes de la red y es también
reconocido por ellos, es una puerta abierta hacia un más óptimo
desarrollo de su rol profesional en el desempeño de su Trabajo Social
Independiente y un crecimiento para la
Red donde él está inserto.
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(1) - Redes el lenguaje de los vínculos,
de Dabas y Najmanovich. Editorial Paidos.
* Lic. Liliana Calvo
Directora del Grupo ConVivir y de la
Revista ConViviendo
www.convivirgrupo.com.ar
www.socioterpiagestalt.blogspot.com.ar
Considero que debemos abrirnos al Trabajo Social Independientes, en la creación de "Redes", muchas de nosotras tenemos las herramientas teóricas y metodológicas para llevar a cabo este tipo de trabajo. Sólo debemos animarnos para producir teoricamente...
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