Como
profesionales que integramos el Foro de la Infancia de la ciudad de Santa Fe, siempre
estamos ocupados y preocupados por aquellas situaciones que involucran a niños,
jóvenes y familias de la provincia y los mantienen presentes en las crónicas y
noticias locales, haciendo pública una realidad vivenciada por muchos pero
conocida por pocos.
Es
por medio del diseño y ejecución de políticas públicas específicas que el
Estado debe brindar respuestas a las problemáticas sociales que atraviesan
diferentes sectores de la sociedad e involucran de una u otra forma a toda la
comunidad.
En
un Estado responsable son los
gobiernos, a través de las administraciones públicas, los encargados de poner
en funcionamiento aquellos programas y
proyectos concretos que son los ejes que conforman las políticas públicas y que
deben orientarse al bien común y a la búsqueda de la calidad de vida de toda la
población.
La
distancia entre los contenidos
programáticos de las políticas sociales y su puesta en práctica ha sido siempre
tema de análisis de las ciencias sociales. Por un lado, porque su
implementación suele involucrar una diversidad de intermediarios que aportan su
impronta y por el otro, en el marco de relaciones de proximidad, las
clasificaciones de “necesidades” y “necesitados” son a la vez instrumento y
objeto de lucha interpretativa.
La
complejidad de las problemáticas sociales actuales es un hecho, una sola mirada
no sirve, la transversalidad en los análisis, en los diseños de políticas y en
las intervenciones es ineludible. Ya nadie aborda la cuestión social y sus
manifestaciones desde una sola perspectiva. Esto esta claro, lo que no parece
estarlo es desde qué política se interviene y para qué, es
decir cuáles son los objetivos que guían las intervenciones.
En materia
de infancia, los cambios que la nueva ley de protección integral impone, nos
enfrentan al desafío de trabajar con niños y jóvenes desde una perspectiva de
derechos, garantizando al máximo su cumplimiento. Pero debemos tener en cuenta
que las exigencias que este marco normativo plantea exceden hoy las posibilidades
reales de intervención si no se diseñan
políticas públicas de infancia que permitan dar cumplimiento efectivo a lo que
se establece porque La Ley no es la
Política.
Una muestra
clara de la brecha que actualmente existente entre el deber ser y el hacer son:
· El alto numero de niños que se encuentran
institucionalizados desde hace años, no
acceden al derecho de vivir en ámbitos familiares y se encuentran a la espera
de una resolución administrativa o judicial que defina su situación teniendo en
cuenta sus verdaderas necesidades e intereses.
· El aumento del consumo y comercialización de
diferentes drogas, que se instalan en la vida de cientos de niños, jóvenes y
familias que se “consumen”, desgastan y destruyen buscando salidas que nunca
encuentran. Chocan con burocracias institucionales y practicas obsoletas que
solo justifican una maquinaria institucional inoperante.
· La gran cantidad de niños y
jóvenes que no acceden al sistema educativo, dato que se verifica en más de
10.000 familias de la ciudad que no han presentado la contraprestación de salud
y educación para el cobro de la Asignación Universal ya que los chicos no
concurren a la escuela.
· El incremento de chicos de todas las edades en las
calles, instalados en las principales arterias de acceso a bulevares y avenidas
de la ciudad realizando todo tipo de “demostraciones artísticas”, “acrobacias o
piruetas” que los exponen a los más variados peligros y a permanentes miradas
de lástima, miedo, compasión, repulsión, vergüenza, dolor.
· Importante numero de “pacientes” que llegan a los
consultorios de los centros de salud en los barrios con serios problemas psico-físicos,
producto de una mala alimentación, del
abandono por parte de su familia o abusados y maltratados por alguno de
sus miembros con claros signos que evidencian un real padecimiento físico y
psíquico.
· Los “pequeños trabajadores” que componen la
categoría de “trabajo y explotación infantil” que crece año tras año en zonas
urbanas y rurales, sin control por parte
del Estado.
· La trata, con fines de explotación sexual, laboral,
esclavitud, servidumbre, comercialización de órganos cuyas cifras crecen tanto
como los diferentes mecanismos de captación y las redes montadas a tal efecto.
Ante todo
esto se imponen las preguntas: ¿Qué hacer por nuestros niños y jóvenes? ¿A
donde recurrir frente a esta realidad? ¿Quienes son los responsables de intervenir
para modificar estas situaciones? ¿Cuanto más hay que esperar para actuar? ¿Cuál
es el camino?...
Son muchas
las organizaciones de la sociedad civil que desde hace años trabajan por y para
la infancia implementando verdaderos espacios de promoción y protección de
derechos. Pero solos no pueden, no alcanza para revertir y reparar el daño ya
existente y a la vez trabajar en la prevención.
Se
necesita, con urgencia, contar con el protagonismo del Estado que es quien
tiene la responsabilidad primaria de ocuparse, conocer las políticas diseñadas,
los recursos disponibles, las redes establecidas y las personas encargadas de
acompañar y apoyar los procesos de trabajo pensados con y para la infancia
santafecina.
“La
infancia es el resultado de las oportunidades, los estímulos y las experiencias
que el mundo adulto que la rodea es capaz de generar como condición de posibilidad.
Es por tanto, una construcción social de responsabilidad colectiva del mundo
adulto”.
Lic.
Patricia Chialvo
Asistente Social Silvia Altamirano
Lic. Liliana Cortés
Foro de la Infancia
Santa
Fe, noviembre de 2012
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