“Existe actualmente un creciente interés entre los trabajadores sociales por las cuestiones ético-políticas que atañen a la profesión... Se han abierto algunas vías para pensar y vivir la ética como ‘relación con la acción en la posibilidad de seguir imaginando la emancipación”.
Norma Fóscolo en “Desafíos éticos del trabajo Social Latinoamericano”.
Norma Fóscolo en “Desafíos éticos del trabajo Social Latinoamericano”.
Esta introducción, basada en las palabras de una profesional reconocida en la formación de Trabajadores Sociales (Universidad de Cuyo), nos permite comenzar a esbozar algunas ideas para compartir en esta editorial.
La ética como relación, pero no cualquier relación, sino aquella que se sustenta en la acción, con objetivos de emancipación. La ética como sentido que se construye desde el vínculo, desde el espacio de encuentro de los nosotros.
Nosotros, profesionales que desarrollamos una tarea reconocida socialmente (nuestro status profesional), pero inscripta en un sentido, que hoy no cabe duda que es el de posibilitar caminos de emancipación. Una ética que es indivisible de lo político, en tanto la acción desplegada por los sujetos sociales, y en el caso del Trabajo Social, posibilitando desde esa acción la construcción de ciudadanía, desde la perspectiva de los Derechos Humanos.
En nuestro ejercicio profesional, permanentemente estamos atravesados por dilemas, que muchas veces resolvemos de forma naturalizada. Muy pocas veces hemos podido de-batir estos dilemas en espacios compartidos, y por ello los consideramos como propios, cuando en realidad, son “dilemas” que atraviesan lo profesional, y por lo tanto su problematización debería ser “conducida” desde ese ‘nosotros’ que es la Profesión. Y aquí adquiere sentido la ética, es el nosotros hecho “saberes, valores, principios y normas”, que darán legalidad a nuestra práctica (nuestro código de ética), pero fundamentalmente sentido emancipatoria, en la perspectiva de entender que la función y la dimensión ético-política de nuestra intervención, sólo es posible, cuando trabajamos para el reconocimiento de derechos, cuando posibilitemos rupturas con lo que es considerado como excluyente, cuando nos capacitemos para poder ofrecer al otro lo que está requiriendo, un profesional sólida-mente formado, para trabajar en problemáticas cada vez más complejas.
Este es nuestro desafío. Y en este camino estamos trabajando. Este será el camino para que el Trabajo Social, retomando las palabras de la autora, se imagine su propia emancipación, en una sociedad justa, solidaria, que no es otra cosa que una Sociedad Ética.
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