¿Qué balance hace de la instancia
de capacitación que dictó y en particular de la modalidad on line?
La evaluación tiene que ver con todo,
porque los encuentros presenciales con los que se cierra la capacitación se vinculan
con la modalidad on line, son una continuidad. La modalidad on line es el
aprovechamiento de las nuevas tecnologías en función de la formación, en este
caso de recursos humanos, en la capacitación de pregrado, grado y posgrado.
Tiene una enorme cantidad de ventajas, ya que le permite a la persona tener el
aula en su casa, interactuar permanentemente con los profesores y acceder a
materiales de una manera mucho más dinámica.
¿Cómo se plantea la relación
sujeto-sociedad en el marco del consumo problemático de drogas?
Hay que pensarlo no sólo desde el
punto de vista del contexto como una fotografía del presente, sino cómo el
contexto se construye desde una perspectiva histórica. Entonces se puede ver
cierta reiteración de discursos, en los que va cambiando el nombre de
sustancia, y eso va construyendo un proceso de estigmatización.
Creo que la relación sujeto-sustancia
y sujeto-comunidad es un tema que en la actualidad significa un gran reto para
la intervención del Trabajo Social. Más allá de las otras disciplinas el TS
tiene un plus de mayor conocimiento local, de la cuestión social, y sobre todo
de los lazos sociales.
Nosotros pensamos el “social” del
Trabajo Social en tres órdenes: uno es el orden de los problemas sociales, otro
es el del lazo social y también el orden de la protección social. Si uno lo
piensa en esa línea marca una clara singularidad diferenciada con respecto a la
intervención que puede realizar un pedagogo, un médico, un abogado o un
arquitecto.
¿De qué forma aparece allí el concepto
de ruptura social?
Creo que la ruptura social es el tema
que nos convoca a intervenir en este momento, a partir de los efectos que
generó el neoliberalismo en nuestra sociedad. Si bien, en mi opinión, hay un
fuerte cambio en los últimos años, los efectos siguen estando persistentes en
la construcción de subjetividad. Entonces, el lazo social sigue siendo
fragmentado a partir de subjetividades que se construyeron en tres generaciones.
Eso convoca a una intervención donde la problemática de la integración, que es
fundante en las sociedades modernas y en las Ciencias Sociales, nos aparece de
vuelta como pregunta como lo hizo a fines del Siglo IXX, donde nace la
Sociología, pero en paralelo también nace el Trabajo Social. La Sociología nace
como una forma de explicar lo social, y el Trabajo Social como una forma de
intervenir y resolver los problemas sociales.
En el marco del papel que deben
cumplir las instituciones, usted habla de la figura del “sujeto inesperado”,
¿cómo influye ese concepto en la falta de respuestas de las mismas?
Ese concepto tiene que ver con un
sujeto que se presenta demandando algo que la institución no está acostumbrada
a escuchar, y la respuesta institucional puede llegar a ser violenta,
represiva, de separación, de no aceptación, también puede apropiarse del sujeto
para formatearlo en lo que es el mandato fundacional de esa institución.
Este es un tema que está relacionado
con los formatos institucionales que tenemos a nivel mundial. Todas las
instituciones están más preparadas para trabajar en lo que clásicamente se
llama la “política del sector”, y los problemas sociales actuales perforan y
atraviesan rápidamente cualquier sector. Si bien uno puede pensar que siempre
fue así, actualmente se presenta con una complejidad mucho mayor. Esas son
problemáticas sociales complejas que generan, a partir de estas nuevas
subjetividades, un sujeto que la institución no entiende. Es decir, la
institución espera a un tipo de persona, y aparece otra clase de sujeto que
demanda otro tipo de cuestiones.
A partir de todo eso, la prevención se
hace más complicada e incluso es redefinida constantemente, en diálogo con el
escenario, con el contexto, con el clima de época.
¿Cómo se aplica en ese sentido lo que
usted denomina “prevención inespecífica”?
La prevención inespecífica es la que
no aborda en forma directa y unívoca a las drogas en sí mismas. Es decir, es la
que trabaja por fuera de la carga simbólica de la sustancia.
La prevención específica lo que hace
es poner el protagonismo en la sustancia y no en el sujeto, ni en la sociedad.
Mientras que la prevención inespecífica pone el foco en la sociedad y en el
sujeto. Entiende que el consumo problemático de drogas es la expresión
sintomática de algo que está ocurriendo en la sociedad. Y a nivel individual lo
aborda como un síntoma de factores predisponentes, condicionantes y
desencadenantes que hacen a la historia de vida de esa persona.
Esta mirada permite repensar un
abordaje preventivo asistencial y generar otro tipo de diálogos con otros
campos disciplinarios como la Psicología, el Trabajo Social y la Medicina. Pero
también desde el punto de vista teórico con la Antropología, la Sociología y la
Filosofía.
¿Cuáles son los desafíos que tiene hoy
el Trabajo Social en su intervención con esta realidad tan compleja?
Son varios. Un desafío es fortalecerse
desde el conocimiento, fortalecer el marco conceptual de la intervención. Es
decir, desde dónde intervengo y porqué propongo lo que estoy proponiendo, cuál
es mi apoyo en términos de la propia experiencia de la disciplina en diálogo
con experiencias de otras disciplinas. Específicamente desde dónde digo “esta
es la forma de acción o la forma de resolución de un problema”. Implica un
proceso de dilucidación, de análisis de lo que estoy haciendo y de permanente control
epistemológico de las categorías del análisis que haga.
En este punto creo que el Trabajo
Social está frente a una disyuntiva. O toma eso o va a ser transformado en una
técnica. Pero la tendencia va más hacia fortalecer lo que uno trae de la
formación académica, reconvertirlo en función de la actualidad y trabajarlo.
Por otra parte, pienso que el Trabajo
Social es una disciplina que trabaja en el encuentro entre lo macro y lo micro
social. Si bien la Medicina y la Psicología también, lo hacen desde una
perspectiva muy individual, acotada. Mientras que el Trabajo Social trabaja con
una singularidad situada en una época, con un contexto y en un territorio. Y
eso es un plus que le brinda mucho para aportar a un trabajo en equipo y también
para orientar hacia donde debe dirigirse o no una intervención.
Los sociólogos y los antropólogos
pagan por estar donde estamos nosotros trabajando. Toda la casuística que tiene
que ver con nuestra propia práctica es muy enriquecedora. Sobre todo es mucho
más visible en estos contextos complejos, en la medida que uno ve mucho más
allá de la estadística del desempleo, del maltrato o del conflicto con la ley.
Nosotros vemos la sindicalidad del conflicto con la ley en palabras relatadas
por el sujeto de intervención. Y con una línea orientada hacia la intervención
y no hacia la investigación.
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