Dicen que el paso del tiempo nos hace más “sabios”, pero también dicen que la sabiduría nos llega cuando ya de nada nos sirve… y los años en una profesión también hacen lo suyo.
Nada podemos hacer para detener el tiempo, pero mucho para capitalizarlo y para que el compromiso ético que asumimos, y que le da sentido a lo que hacemos, nos lleve a una práctica profesional con todo lo que ello implica: sólida formación teórica, capacitación permanente, respeto por la autodeterminación del otro, y también la clara conciencia de que la direccionalidad y “calidad” de nuestra intervención, mucho dependerá de nuestra lectura o mirada de la realidad.
De esto se trata cuando hablamos de práctica “profesional”, no de rutina mecánica de cada día, no de informes prefabricados a los que les vamos cambiando los nombres de los involucrados, no a la queja permanente del “no se puede”, “no me dejan” y otros argumentos que intentan justificar cómo hacemos lo que hacemos o por qué no hacemos lo que debemos.
¿Desde dónde entonces pretendemos defender el espacio en nuestro propio ámbito laboral? ¿Qué respeto podemos despertar en nuestro entorno y, más aún, entre nuestros colegas?
Si dejamos de “mirarnos” y no reconocemos el momento histórico en el que empobrecemos nuestra intervención “porque estamos cansados”, por “los años de trabajo” o por no saber (o no querer) amalgamar ética y política, ¿cómo haremos para “ver” al otro? ¿Cómo reconoceremos su propia forma de sentir y pensar? ¿Cómo se nos ocurre que podemos llegar siquiera a relacionarnos con otras disciplinas? Así sólo estaríamos “sobreviviendo”, así solo “estamos”, no intervenimos.
Al decir de Eladia Blázquez, sólo sería “permanecer y transcurrir” pero no sería “honrar (la vida)” nuestra profesión, ésa que podemos volver a elegir todos los días.
Como siempre, nuestros desafíos serán constantes y ojalá podamos lograr dimensionarlos y abordarlos “sin mirar para otro lado”.
La pobreza de ideas, el desgano, la intervención sin reflexión, la sistemática opción por una práctica que no respeta la diversidad... todo ello es al Trabajo Social, lo que la prostitución al amor.
Lic. Mara Fazzio
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